Una chica nueva.

La chica no pensaba que hubiera algo que pudiera despertar su interés en esa escuela, después de todo por algo estaba ahí. No era por nada en especifico que haya decidido entrar a esa escuela. Solo fue porque le dijeron que por lo general había personas interesantes ahí, desde alumnos con becas hasta personas tan malignas como el mismo demonio. Podría sonar extraño que no le importara si quiera las clases que tomaba. Solo iba a divertirse y encontrar a alguien a quien molestar. En la inscripción había visto a un chico que la dejo pensando por un tiempo, era tan confuso para ella... Pero no sabía su nombre, ya tendría tiempo para conocerlo después.

Su vestimenta iba completamente contra las normas del colegio, ya varias veces habían llamado su atención por no utilizar el típico vestido que tenía que usar de uniforme. Pero no, ella no usaba uno así. Su vestimenta se simplificaba a unos pantalones negros pegados al cuerpo y una camisa de cualquier color, jamás rosa porque lo detestaba y unas botas negras. Su cabello siempre suelto, lacio y bien cuidado. Y con unos ojos que podrían matar si los vieran de cerca. Pero no le importaba, no le importaba cuantos reportes pudiera tener, era un país libre y ella no usaría un vestido solo porque sí. Además sus padres pagaban dinero suficiente para mantenerlos callados por un rato.

El dinero no era un problema para ella aunque a decir verdad prefería vivir humildemente. No le gustaban las cosas como los secuestros por dinero. No le agradaba que la gente fuera tan débil. Tan inútil y tan ruin como para aprovecharse de los demás solo por ese pedazo de papel que causaba guerras o peor hambre mundial.

Pero igual por ese tipo de cosas había perdido el espíritu por la vida, eran pocas las cosas que la emocionaban y era fría como el hielo y dura como un diamante. En sus antiguos colegios le decían Diamond, porque era demasiado similar a uno. Difícil de conseguir.