Un día diferente.

Su última clase había sido libre, curiosamente tenía tiempo libre y podía hacer lo que ella quisiera. Sin molestos profesores que le dijeran que tenía que cambiar su atuendo, era bueno, sin duda era bueno cuando se encontraba sola. Sonrió con malicia, ese lugar le agradaba. Era un poco conocido por los compañeros de clases pero como ella se encontraba ahí nadie se atrevía a ir a ese lugar. El clima era agradable por lo tanto había accedido a ir solo por ese día un pantaloncillos cortos, solo porque su madre se lo pidió, aunque a decir verdad, eran negros y tenían detalles en púrpura que a ella le agradaban. Su madre tenía un punto a su favor.

Una blusa de color violeta complementaba totalmente su vestuario y para su suerte no era rosa. Entonces accedió totalmente a lo que su madre le pidió, también llevaba su cabello ligeramente recogido para poder comer bien, estaba comiendo en ese momento, le gustaba comer en sus momentos solitarios porque así nadie la vería. La chica de cabellos azulados y unos ojos de un hermoso color carmesí, seguramente lo que pasaba por su mente no podría ser absorbido por ninguna persona que no la conociera lo suficiente.

Siempre quiso hacer un amigo o al menos tener algo parecido a uno, pero algo había en esa mirada carmesí que ahuyentaba a las personas de ella sin antes haberles hablado. Seguramente sería difícil conocer a alguien que no lo hiciera, pero no perdía la esperanza.

Por fin había logrado colarme fuera de la aburrida y monótona clase de historia. Esa era una de mis materias menos preferidas. Escuchar a un profesor con una voz de esas que te producen sueño hablar de guerras, cambios políticos y religiosos y un montón de tipos muertos no me agradaba para nada.

*Mejor fuera haciendo cosas que me gusten que dentro dormida y probablemente con algún castigo.*

Con la excusa de ir al baño había salido y estaba buscando un lugar donde no me pudiesen encontrar.

*Así siempre puedo inventar algo después y solo recoger mis cosas luego.*

En poco tiempo ya se me había ocurrido el lugar perfecto. La azotea.  Casi nadie se dirigía a ese lugar, así que nadie me buscaría o encontraría ahí. Lastima que no pudiera llevar la guitarra, pues se vería muy sospechoso, pero con tal de tener libertad no importaba tanto. 

Llegué finalmente al lugar y vi que no estaba solo como había pensado. Una chica de largos cabellos azules se encontraba en el lugar también. Lo que mas me llamó la atención Fue que no llevaba el vestido del uniforme como yo, sino que llevaba ropas casuales. Y, he de decirlo, ropas que probablemente también yo usaría.

Finalmente pase tratando de hacer el menor ruido posible para no molestarla.